sábado, 22 de mayo de 2021

Melodías en las estrellas

 


Mar 12/09/2006 10:28 AM

Capítulo 1

Se desarrolla poco a poco, como siempre sucede en el medio.

Una pequeña luz que brilla entre miles. Alguien la encuentra al percibir su deseo de incrementar su resplandor, la ayuda a esparcirse sobre muchas otras. Arte, afición, expresión...lo que despiden las luces que ascienden a estrellas. De este modo, adquieren reconocimiento, respeto, una vida aparentemente segura. Es lo que la mayoría quiere, pero a veces existen algunas que solo aprovechan la oportunidad de liberarse y disolverse, sin importar quienes lo aprecien, de un modo tan superficial.

Este es el caso de un joven, parte de este mundo de estrellas.

No fue su intención convertirse en un ídolo por su prodigiosa habilidad de cantar e interpretar hermosa música, solo quería compartirla un poco, pero termino llegando más lejos. Los beneficios de fama y una modesta ganancia monetaria parecen buenos al principio, pero pronto comienzan a asfixiarlo. Él está harto de ser parte de ese mundo, donde casi nunca lo dejan en paz, acoso por estridentes gritos, fastidiosos reporteros y comentarios que quieren invadirlo, y además las exigencias de su representante, el señor Blice.

Lamentablemente, no puede ser libre, su carrera ha avanzado tal que sacrificó sus estudios y apenas se puede permitir un tutor privado; y no puede mostrarse ingrato con su padrastro que se sacrificó por criarlo, quien ahora está enfermo e inmovilizado, y sabe que él es el único que puede ver por él. Demasiadas molestias en su vida, pero él está dispuesto a soportarlas, mientras le quede aquello que más le importa. Después de dar otro concierto, el joven músico acude con el señor Blice, avisándole que debe hacer una visita que no puede ser. Blice reniega, pero sabe que es inútil, porque él termina siendo firma en esas tradicionales visitas. Le da su consentimiento y le advierte, como siempre, que procure pasar desapercibido. El joven sonríe y asiente, abordando después su automóvil personal y discreto de todos modos (no le agradan las limosinas y prefiere conducir por su cuenta). Parte hacia donde está la persona que más quiere en el mundo, quizá la única que realmente aprecia y necesita desesperadamente.

El señor Blice lo ve alejándose, sacudiendo la cabeza. El muchacho no deja de salirse con la suya, piensa. Otros pueden pasar el tiempo libre en fiestas o reuniones con otras estrellas, pero él se va a estar con alguien insignificante. Una voz dentro de él le dice que tenga paciencia. Lo importante es que el chico conserve la dedicación, su vida personal es otra cosa...que posiblemente pueda sacar provecho, más adelante.

Capítulo 2

“Oh, Stefan, hermoso Stefan,

Tu bella voz brilla y se alza hasta las estrellas

Tu cabello tan suave parece terciopelo azul

Tus ojos brillan de un intenso azul

Tu piel es tan suave

Tus labios se abren con hambre de amor

Oh, Stefan, tu eres mi única estrella

La que brilla para mí, llevándome hasta el cielo

Te amo, Stefan.”

“Conmovedor.” Dijo Stefan, sonriéndole a su amante desde la cama. Se había puesto una bata azul. “Como siempre, eres todo un artista, mi querido Wilfrid. Quisiera poder escribir versos tan bellos como tú. Además de pintar con ese estilo tan especial que tienes.”

“Pero tú eres el que canta hacia las estrellas. Tu voz toca todos los corazones, estremeces las almas, inspiras el amor…”

“No somos diferentes. Ambos vivimos por nuestro arte.”

“Y moriremos por él.”

Wilfrid se metió en la cama, uniéndose a Stefan, abrazándole debajo de las cobijas.

“Te amo.”

“Yo también escribí una canción inspirándome en ti. La cantaré en mi próximo concierte.”

“Ahí estaré.”

Stefan prefirió no comentar sobre el Sr. Blice y su molesta interferencia. No aprobaba su relación y los subestimaba. No entendía como su amor había mejorado sus habilidades. Después de todo, nada era más inspirador que el amor. Y Stefan estaba muy enamorado de Wilfrid.

Desde que lo conmovió hasta las lágrimas durante uno de sus conciertos y lo esperó afuera, pidiéndole un autógrafo, Stefan supo que era amor a primera vista. Lo buscó, deseoso por conocer mejor a aquel muchacho tan pálido como la luna y con un cabello tan rubio como el sol. Wilfrid se sorprendió al verlo tocar su puerta. No imaginaba que alguien tan famoso pudiera interesarse en él. Esa noche ambos intimaron con la emoción de la primera vez. Enamorados, cantaron su amor hacia la luna y las estrellas.

Un amor que sería envidiado y censurado, especialmente por el despiadado Irain Blice.

“¡Juro que separaré a esos dos para apoderarme de la fortuna familiar de Stefan!”

Capítulo 3

Stefan y Wilfrid descubrieron que preferían estar juntos que con otras personas. Solo así podían sentirse inspirado y compartir miradas sugestivas. Su romance llevaba ya varios meses y pronto cumplirían un año de novios. Stefan quería hacer algo especial para su amado y él también. Mientras compartían un refresco, se miraban con profundo amor. Stefan quería su mejor canción para Wilfrid mientras que él trabajaba en su obra maestra que inmortalizaría su amor por Stefan.

El Sr. Blice montó en cólera al enterarse de esto.

“¿Trabajas tanto en una canción para tu noviecito?”

“¡La cantaré para que la escuche todo el mundo y sepan lo que siento por Wilfrid! Así se callarán esos detractores y los que escriben sandeces sobre nuestra relación. Se conmoverán hasta las lágrimas.”

“¡Muchacho iluso! ¡Se burlarán de ti más que nunca! ¡Harás el peor de los ridículos si cantas algo así!”

“¡No me importa! ¡Lo haré por mi amor por Wilfrid!”

Blice deseaba abofetearlo hasta cansarse, pero no podía causarle ningún desaire a su estrella y fuente de ingresos. No tuvo más remedio que permitirlo.

El concierto fue un éxito rotundo. Todos apoyaban la relación entre Stefan y Wilgrid. Incluso la obra de Wilgrid, representando a los dos, sentados en la luna, rodeados de estrellas en una noche azul, fue muy bien recibida por los críticos de arte.

Blice estaba ganando mucho dinero, pero presentía que era el sin. Stefan no tardaría en emanciparte y abandonarlo. A menos que pudiera hacer algo para evitarlo. Y ya sabía qué.

Capítulo 4

Stefan y Wilfrid disfrutaban de un romántico paseo nocturno, ignorando que los aguardaba la tragedia. De las sombras, un par de sujetos siniestros les cerraron el paso. Sus intenciones eran obvias.

“¿Qué tenemos aquí? ¿La estrellita cantante de la que se habla muchos estos días?”

“Y además anda con su noviecito…”

“Nos podrían dar mucho dinero por ambos…”

Sacaron un par de cuchillos, amenazándoles. Stefan, experto en defensa personal, pudo arrebatarle el arma a uno de los malvivientes de una patada. El otro fue más veloz, pero Wilfrid se interpuso, resultando apuñalado. Asustado, el asaltante echó a correr.

Stefan se arrodilló, tratando de auxiliar a su amante herido. Sosteniendo su cabeza, sollozó mientras gritaba su nombre.

“Te amo…”

Fue todo lo que Wilfrid alcanzó a decir antes de morir en brazos de Stefan. Soltando un grito de dolor desde lo más profundo de su corazón, el artista sintió como se le rompía el corazón.

Las autoridades acudieron y lo apartaron. Se subió en la ambulancia, insistiendo en ir al hospital, aunque no fuera su pariente.

“Es huérfano. Soy su única familia.”

Conmovidos, le permitieron acompañarlos. No sirvió de mucho. Era demasiado tarde para salvarlo tras la pérdida de sangre.

Horas más tarde, el Sr. Blice pasó a recogerlo.

“Dio su vida por mí.”

“Debes olvidarlo. Su estrella se ha apagado. La tuya, afortunadamente, todavía brilla. Seguiremos adelante.”

Stefan siguió llorando. No estaba de humor para discutir con aquel hombre sin corazón. Todo lo que quería era escuchar la hermosa poesía que le dedicaba Wilfrid, ver sus bellas pinturas…

Todo eso se había terminada y las cosas nunca volverían a ser las mismas.

Capítulo 5

Durante mucho tiempo, Stefan se sintió demasiado deprimido para cantar. Blice se lo reclamó insistentemente.

“¡Tus fans esperan por oír tu voz! ¡No perderán el tiempo con tus lloriqueos por la muerte de ese artista de pacotilla!”

“Déjame en paz.”

Blice lo abofeteó con fuerza.

“¡Tienes que cantar! ¡Tenemos un contratado por diez años, mocoso! Si lo incumples, irás a la cárcel.”

“No me importa.”

“¡Expresa tus malditos sentimientos, pero tienes que salir a cantar!”

Fastidiado, Stefan decidió darle gusto. Con un radical cambio de look, se presentó en el escenario. Usando ropas negras, cortándose y pintándose el cabello de negro, Stefan presentó un repertorio completamente diferente.

Escupió una canción sucia, llena de furia y frustración.

“¡Púdranse todos! ¡Cómanse mis -----, montón de----! ¡Tráguense esto, ------!”

La audiencia se sintió ofendida y muchas abandonaron el escenario, perturbados. Blice se enfureció, pero no se atrevió a reprender al joven.

Los medios de comunicación tomaron la noticia como un acto de rebeldía típico de la juventud. Stefan quería experimentar nuevos estilos musicales y no había nada de que extrañarse.

Stefan mantuvo ese estilo punk por un tiempo, hasta que no pudo más. Una visión de Wilfrid le hizo recordar su verdadera visión artística y decidió mantenerse fiel a ella.

Dentro de poco, Stefan había regresado al escenario tal como era. Una estrella.

Capítulo 6

Los responsables de la muerte de Wilfrido fueron capturados por las autoridades, señalando la autoría de Blice. Pronto, fue puesto bajo arresto, y se descubrieron sus otros negocios turbios.

Libre del contrato, Stephen dirigió su propia carrera, disfrutando más que nunca de cantar y conmover a su público.

Una noche, al salir de un concierto, un joven apuesto menor de edad le pidió su autógrafo. Stefan presintió que quería algo más. Ya le había sucedido con otros fans impresionables. Un beso, una cita. Su debilidad lo llevaba a complacer. Pero el chico no parecía esperar nada de él. tímidamente, otro joven se acercó y lo tomó de la mano. Stefan lo entendió. Eran novios.

Conmovidos, los deleitó con una canción ahí mismo. Desde el fondo de su corazón, creyente del amor, en memoria de Wilfrid. Inspirados, los jóvenes se besaron frente a él y el corazón de Stefan se llenó de nostalgia, visualizándose a él mismo con su amado Wilfrid.

Las estrellas nunca se vieron tan brillantes como esa noche.

Epilogo

Dos jóvenes terminaban de ver la película Melodías en las estrellas. Era de medianoche y estaban cautivados.

“Muy conmovedora, ¿no crees, Pepe?”

“Bastante, Johnny. Me fascinó.”

“Siento que deberíamos hacerlo.”

“¿A qué te refieres?”

“A darnos el beso más largo del mundo, tonto.”

“Nunca pasó algo así en toda la película.”

“No importa. ¿Quieres besarme o no?”

“Siempre.”

“Pues vamos.”

Los dos chicos se pusieron de pie, ambos vistiendo camisetas y shorts. Pepe era más alto, moreno y de cabello ensortijado. Johnny era pelirrojo y pecoso, de ojos verdes. Pepe se agachó para comenzar a besarlo mientras Johnny lo abrazaba por la cintura. Un beso muy intenso que se prolongó durante varios minutos. Cuando por fin pudieron separar sus labios, ambos estaban sin aliento.

“No pudimos prolongarlo. Pero me gustó mucho.”

“Y a mí.”

“Te amo, Pepe.”

“Y yo a ti, mi lindo Johnny.”

Se abrazaron fuertemente y se dispusieron a dormir. Pensando en Stefan y en las estrellas, durmieron en el sueño de los ángeles.

En otras partes del mundo, varias parejas adolescentes enamoradas eran influidas sin saberlo por aquel mensaje de amor enviado por la fantasía.

Alex se encontraba en un lugar público con su amado Oliver. Tumbados en el suelo, se besaban con ganas.

“Me encantas, Oliver.”

“Y tú a mí me fascinas, Alex.”

Confesándose sus mutuos sentimientos, siguieron besándose y aferrándose el uno al otro, mientras una misteriosa melodía deleitaba sus oídos y sus corazones.

En otro lugar, más privado, un chico besaba a su mejor amigo invidente. Incapaces de contener sus sentimientos, procedieron a besarse y entregarse a una pasión desenfrenada como nunca habían experimentado antes.

“¡No sabes cuánto esperaba por este momento, Carlos!”

“Te estoy conociendo a través de mis labios y mis dedos, Rafa. Siempre quise hacerlo.”

“Se siente tan rico. Y más de esta manera.”

Sus labios volvieron a fundirse y se tendieron en la cama para disfrutar más de ese contacto tan íntimo. La canción comenzó a reproducirse en sus corazones, estimulando aún más su pasión.

 En algún lugar fuera del tiempo y el espacio, cual director de orquesta, Stefan observaba, satisfecho, a las tres parejas entregadas a su amor.

Wilfrid estaba a su lado y se besaron.

“¿Satisfecho? Has hecho felices a esos chicos con tu canción, para que puedan amar sin temores.”

“Al igual que nosotros, mi querido.”

Besándose nuevamente, ambos desaparecieron en un destello cegador, perdiéndose en el firmamento.



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